miércoles, 20 de enero de 2010

Los límites de la justicia: la injusticia.


Que la justicia tenga límites es injusto, pero a la vez humano. No somos perfectos. Nosotros hemos inventado el concepto de justicia y por ello la justicia tampoco es perfecta y tiene límites. A muchos sitios no llega. Y en otros se pasa.

Vivimos en un mundo profundamente injusto. No es justo que en medio hemisferio del planeta se mueran de hambre y que en el otro medio tiremos la comida porque nos sobra. Lo mismo pasa con el agua. Es injusto que tengamos agua caliente o fría a nuestra disposición cada vez que se nos antoje abrir el grifo cuando hay personas que no tiene agua potable para beber. No es justo que aún haya países sometidos a dictaduras. No son justas las matanzas, los genocidios. ¿Acaso son justas las guerras? Los asesinatos. Las violaciones. Las torturas. Es justo que por error de la propia justicia encierren a dos jóvenes ingleses de origen pakistaní, en Guantánamo. ¿Son justas las torturas?

Actualmente y durante toda la historia de la humanidad la justicia ha estado ligada al poder y a los poderosos y más tarde al estado. Y éstos siempre han estado del lado del dinero. O acaso, ¿Es justo que una persona con recursos económicos, es decir con dinero, pueda librarse de una pena de cárcel pagando la fianza? Este echo refleja que todos no somos iguales ante la justicia, ya que ésta es injusta. La justicia es injusta en sí misma, en la forma en que nosotros la aplicamos. La justicia está limitada y deja de ser justa en el momento que no llega y por lo tanto se convierte en injusto. El límite de la justicia es la injusticia.


Elisa Hernández Angulo.




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