miércoles, 20 de enero de 2010

Las preguntas de Millenium



¿Es posible la venganza de Lisbeth contra su padre sin que la ley la condene? Definitivamente no. Aunque sea justa su venganza, la ley no puede pasar por alto sus actos, ya que esto sería un acto injusto hacia Lisbeth pero justo a ojos de la justicia. Si dejara pasar este echo, ¿qué pasaría cuando se presentara un caso parecido pero que no es fruto de cualquier tipo de venganza? Entonces ¿seria menos injusto que se condenara?

Una necesidad de mayor transparencia e información sobre la vida privada de los ciudadanos es perfectamente posible en una democracia actual, ya que en muchos aspectos ya está consiguiéndose. Contamos con multitud de cámaras de vigilancia. Con Hackers que pueden introducirse en tu ordenador en cuestión de segundos y cotillear a su antojo tu intimidad virtual. Por lo que, al igual que Lisbeth muchas personas con los suficientes conocimientos lo pueden hacer también.
¿Quién va a gestionar esta información? Pues a nivel institucional agentes cualificados que trabajen para el estado y que colaboren para la Policía o Hacienda. Puede que personas cualificadas pero que trabajen para entidades privadas como empresas de detectives. Aunque igual que en la actualidad estamos expuestos a una violación de la intimidad en cualquier momento por parte de un particular, un desconocido, un hacker que pueda acceder a nuestras cuentas bancarias y robarnos. Se dice que los robos en un futuro bastante cercano serán virtuales.



El autor de Millenium, Stieg Larsson, propone una nueva política en cuanto a intimidad individual y colectiva de los ciudadanos, unida claro está a una nueva moral. Si una cosa cambia, lo demás tiene que cambiar también para no quedar desfasado. Por supuesto unido a una nueva policía acorde con estas nuevas formas de política y moral y por tanto de ley. Y ante todo un nuevo periodismo. Apela a la responsabilidad social tan intrínseca al periodismo de hoy y de todos los tiempos. Nosotros podemos dar a conocer las historias a la sociedad. Mientras tengamos ese poder de mostrar a las masas lo que ocurre, no podemos perder el norte. No podemos quedarnos en vanidades y vulgaridades, cuando hay un mundo lleno de injusticias por sacar a la luz. Un periodismo que responda al periodismo más puro y original sin rendir cuentas a nada ni a nadie: ni empresas, ni políticos, ni grupos sociales. Podemos contribuir a que el mundo se más justo, o por lo menos que sea menos injusto y que las injusticias se den a conocer, y que se haga algo al respecto.







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